viernes, 5 de noviembre de 2010

EL DULCE SABOR DE UNA MUJER EXQUISITA

Si aún no ha pasado el bisturí por tu piel,
si no tienes implantes de silicona en alguna parte de tu cuerpo,
si los rollitos no te generan trauma,
si nunca has sufrido de anorexia,
si tu estatura no afecta tu desarrollo personal,
si cuando vas a la playa prefieres divertirte en el mar y no estar sobre
una toalla durante horas,
si crees que la fidelidad sí es posible y la practicas,
si sabes cómo se prepara un arroz,
si puedes preparar un almuerzo completo con postre,
si no te levantas a las 4:00 a.m. para llegar primera al gimnasio,
si puedes salir con ropa sencilla tranquila a la calle un domingo, sin una
gota de maquillaje en el rostro...
ESTÁS EN VÍA DE EXTINCIÓN...
Eres una mujer exquisita!




Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies;
si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el
cutis más terso o el cabello más llamativo; es aquella que con tan sólo
una franca y abierta sonrisa, con una simple caricia y un buen consejo
puede alegrarte la vida.

Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos
académicos;

Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada
por su belleza y elegancia; es aquella mujer firme de carácter que puede
decir NO.




Y un HOMBRE... un hombre exquisito es aquel que valora a una mujer así.

Que se siente orgulloso de tenerla como compañera...
Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento...
Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y
tender la ropa, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le
prodigó antes...

La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser 'Muy
machas' nos llevan gran recorrido...

¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el "regalo" solamente
por la vistosidad de su empaque...!

Tonto y mil veces tonto el hombre que come basura en la calle, teniendo un
exquisito manjar en casa.

Gabriel García Márquez

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